Muchas veces cocinamos una gran cantidad de comida y acaba sobrándonos más de lo que esperábamos, tanto de la preparación como de algunos de los platos. Entonces llega la pregunta… ¿Qué hacemos con las sobras?
El Trash Cooking o cocina de aprovechamiento es una técnica basada en el reciclaje de los alimentos sobrantes de otras comidas. En este tipo de cocina las recetas se elaboran con alimentos que nos han sobrado y por lo general ya están cocinados, aunque también podemos encontrar recetas elaboradas con alimentos sobrantes, partes que no utilizamos o que están a punto de ponerse malos.
Esta tendencia en reutilización de los alimentos proviene de muchas épocas atrás y, aunque antiguamente esta práctica se percibía como símbolo de pobreza, a día de hoy existen restaurantes muy conocidos por hacer uso de este tipo de cocina e incluso dar formación orientada a la realización de recetas utilizando esta técnica.
Cualquier alimento es apto para este tipo de cocina, pero ha de cumplir una serie de características para no perder sus cualidades o ponerse en mal estado durante o tras el cocinado. Algunas de ellas son:
– Usar materia prima que sea de buena calidad.
– Que durante la cadena de preparado se hayan respetado las temperaturas correspondientes para cada producto y su fase de cocinado.
– Asegurarse del estado de conservación del alimento. El deterioro se puede evitar con la adecuada refrigeración una vez sepamos que no van a ser utilizados más por el momento.
Algunos de los alimentos más versátiles y que más podemos aprovechar para crear nuevas recetas son:
– Pollo. Este producto nos da la posibilidad de realizar un enorme número de recetas debido a sus cualidades, ya que su sabor contrasta con todo tipo de alimentos muy diversos, lo que amplía las posibilidades a la hora de crear nuevas preparaciones. Además, el pollo es capaz de mantener su sabor y textura un par de días, ventaja que ofrece frente a otros productos.
Algunas de las recetas con pollo son: ensaladilla, caldo, fajitas, ensalada cesar, croquetas…
– Pescado. Es un producto típico y bastante utilizado, aunque es preferible que sea fresco debido a que puede mantener mejor su conservación. En caso de que el pescado se compre congelado hay que tener cuidado con que no se haya roto la cadena del frío en el trayecto a casa. De ser así, no se podrá volver a congelar ese producto.
Se aconseja que, una vez descongelado, el pescado se guarde como máximo dos días y que, nada más descongelar éste, se quiten todas las vísceras de su interior. Además, existen diversos métodos de conservación que ayudarán a que se mantenga en buen estado durante una larga temporada, como el salazón, el escabeche, el ahumado o envasarlo al vacío, que además te harán disfrutar del pescado de una manera diferente.
En cuanto a las recetas, el pescado que no vayas a utilizar puede desmigarse para hacer ensalada, ensaladilla, pastel de pescado, sopa de pescado…
– Pan. Este producto es usado en la mayoría de los hogares diariamente, y como tal, es frecuente que sobre algún trozo o alguna barra entera que ya teníamos comprada. En caso de tratarse de pan tradicional, se podrá congelar, pero si esa barra ya fue congelada con anterioridad, no es conveniente volver a hacerlo y entonces… ¿Qué hacemos con él?
Este alimento nos ofrece un gran número de ventajas, por ejemplo, su fácil combinación tanto con alimentos dulces como con salados. Las opciones de recetas con pan son infinitas: fasiuras (o pelotas), caldo con pan, paninnis, croquetas, sopa de ajo… Además puedes utilizarlo como espesante para cocciones con salsas o dejar que se endurezca para preparar otras recetas como pan rallado, torrijas, pan de ajo o migas.
– Frutas y verduras. Ofrecen un gran número de cualidades nutritivas que no nos queremos perder, pero se están poniendo en mal estado… ¿Qué podemos hacer con ellas? Pues fácil.
Tanto la piel como la propia fruta o verdura en sí se pueden aprovechar para un gran número de recetas en las que no necesariamente habrá que cocinar los productos.
Algunos ejemplos son caldos de verduras, tarta de verduras, tartas de frutas, macedonias o aprovechar las pieles para especiar o condimentar otras preparaciones.
Los alimentos que hemos mencionado son algunos de los más utilizados en la cocina, por lo que es fácil que los tengamos en nuestros hogares y nos sobren de manera habitual, lo que los hace muy comunes en la cocina de aprovechamiento.
Sin embargo no son los únicos, existe una larga lista de productos aceptados en este tipo de recetas, como por ejemplo las legumbres, con las que podemos hacer tortas y combinarlas con otros alimentos, o la pasta, con la que se puede hacer una tortilla o una ensalada de pasta que sorprenda a tus invitados.
Porque en Brasería Navarro no sólo apostamos por una cocina de calidad, sino también por todas esas recetas de casa para casa.
Si buscas sorprender a tus familiares o amigos con una cocina tradicional y sabores de nuestra tierra, ven a Brasería Navarro.